UN VERSO PUESTO EN EL AIRE.
Vayan por donde quieran ir, yo iré por el camino propio, no por el que van todos, sino por el que yo sentí.
Vayan por donde quieran ir, yo no he de seguir a nadie: lo vago, alzado y hostil no es lo que complace.
Les voy a dejar la huella que lleva al follaje espeso, al mundo de las estrellas que cuelgan bajo mi techo.
Les voy a dejar un cuento que hable del alma ausente, de aquella que del silencio les hable constantemente.
Vayan por donde quieran ir, yo iré por el camino propio, no por el que conozco, sí por el que yo sentí.
Vayan por donde quieran ir, yo no he de seguir a nadie: yo soy el que vive en mí, un verso puesto en el aire.
Les voy a dejar la senda que el suave aroma les abre, el mundo de las estrellas bellísimo e incomparable.
Les voy a dejar un cuento que hable del alma ausente, de aquella que del silencio les hable constantemente.