Entre copas, canciones y guitarras,
se deslíen las penas que cargamos;
y bebiendo el licor de finas jarras
nuestros llantos con risas ahogamos.
Se desbordan con vino las pasiones,
sin pedir a los dioses un permiso;
y nos fluyen divinas emociones
que convierten la vida en paraíso.
A la luz de romántica farola
se iluminan fantásticas quimeras;
y al compás de las cuerdas de una viola
disfrutamos de mórbidas caderas.
¡Y colmados de goces tan idílicos
navegamos los mares más etílicos!
Autor: Aníbal Rodríguez.