Levitar en mi interior, siento,
la sustancia libidinosa y
viscosa de sabor amargo.
Después de mi letargo
nada invencible merma
mi existencia dendrítica.
Aunque salve la distancia, apenas
a mí alrededor circula
la vana estructura, que tritura,
hojas de rúcula anaranjadas.
En el poder absoluto mundano
tifones de marejadas feroces
penetrando por laderas urbanas
Pisoteando conciencias ignaras
en un abismo fulgurante efímero.
¡Las conciencias abrasan los sentidos!