Después de aquel beso debajo del cerezo, nació nuestro amor en estuche de plata y oro, cerré los ojos para sentir tus labios en mis labios, y cuando los abrí ya éramos viejos
Bajo el ala de mi sombrero negro guardo tantos bellos recuerdos como que en mi camino fui loco, fui bravo, cumplí muchos sueños pasé malos ratos, hubo realmente de todo, a veces añoro el pasado porque lo viví amando, y río y también lloro, pero nunca me olvido de tus bellos ojos.
¿ Nunca te has preguntado cómo nos ven los que amamos ?
Es difícil ver aquellos ojos que echaban fuego que después de unos años a mi me parecen que ya no son míos, las brasas ya están frías y te preguntas a dónde se fueron aquellos besos, aquellos fuegos aquellas inquietas manos que lo decían todo a escondidas.
Miro ahora tus ojos con cariño, pero sé que para ellos no existo,
¿ Donde fue a parar aquel deseo ?
¿ Porque el amor quema al principio y luego es tan frío ?
¿ Porque me he vuelto viejo y tanto te añoro ?
Ya no sé si bebo esa copa de vino por vicio o por dolor
Los días ya no amanecen como antes lo hacían, con todo el sol entrando por la ventana, y aquella maravillosa alegría, ahora los días parecen que tienen asma, que el cielo está nublado, que se fueron los duendes y llegaron de repente los fantasmas con cadenas arrastrando por el suelo y sábanas que levitan por el pasillo.
Tengo vicios de artista, ando por la vida como un equilibrista en un alambre que un día lo cruza y otro día lo odia, cuesta abajo va ya mi condena, todo pájaro llega un día que ya no vuela, nadie me arrancará las ilusiones pasadas, las ilusiones venideras seguiré viviéndolas a mi manera, y que pase y que sea, lo que el Puto destino quiera, pero el día que me muera, tres minutos antes que me vaya, bailaré un tango mirando las estrellas.
Mael Lorens
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de Autor 16/03/2021