Anoche, al despedimos, te oí
hablar con la luna…
diciéndole que, en tu alma,
oculta hay una bruma
cubriendo las quimeras de tu
vida y ella te respondió: ve y
sigue a tus instintos; ellos te
guiarán hasta encontrar el
camino.
También, a ella, dijiste que,
al estar conmigo, lo
hacías matando el tiempo
porque dando yo la
espalda, ahí mismo lo
enterraba como si nunca, en
la vida, habría pasado
nada.
No digas que me amas; le
mentirías a tu alma, te
robaría, tu misma, tus
quimeras lanzando al
abismo a un corazón
corroído de amor; el que late
en tu pecho.
Veo que tiembla tu cuerpo;
cuando estoy a tu lado, que
cierras tus ojos; al instante
de un beso y que muerdes tus
labios; cuando ya te he
besado y, aún así, no
sientes haber amado.
PABEDIZ…