José Luis Barrientos León

Amada, te he olvidado

 

 

A lo lejos, el sitio en que he vivido

Las horas ausentes, el andar perdido

Miradas calladas, párpados cerrados

Buscándome por donde no hay latido

 

Amada, he olvidado tu nombre

Los días del te quiero, recostado en tu pecho

Tu corazón de flor, con el sutil aroma de amor

El del silencio que añora, del palpitar que es espera

 

A lo lejos, la figura ignorada

Las manos que guardan el tiempo, envuelto en caricias

La mirada perdida en el bosque de olvidos

El rostro inaplazable, los labios sellados

 

Amada, he olvidado tu talle

La desnudes de tu cuerpo donde todo era origen

El incendio implacable que provocan tus besos

El llanto, la muerte, que germinó con tu ausencia

 

A lo lejos, una mujer sin nombre

De torso yermo, infecundo

Vestida de trajes de huida

De alas siniestras

 

Amada, te he olvidado

Tu ánfora ingenua que dio sustancia a mi vida

La libertad de tu cuerpo, propiciando el deseo

Tus ojos fervientes contemplando mi hombría

Y tu voz entre brumas, entonando un suspiro