Meylen Hirasú G. M.

Grandeza de tu Encarnación

En la pureza de mis primeros años

te fuiste haciendo uno conmigo

Tu Encarnación se renueva

así como tu sacrificio y Resurreción.

 

La gracia de amarte sin venda,

sin obstáculos ni miedos

Solo encontrando tu voz

en cada paso que daba.

 

Un Milagro marca mi vida:

de la niñez a la adolescencia,

y fue que permitiste a tu bendita

Madre

tocar y sanar con su amor a mi cabeza.

 

Como en las bodas de Caná,

ella te rogó,

y tu Espíritu mi ser ocupó

para ser siempre tuya.

 

¡Bendito eres, Señor, Hijo de Dios!

¡Bendito Amado de mi alma!

He aquí que proclamo con dicha

la grandeza de tu Encarnación.

 

Perdona nuestra ignorancia;

el que seamos necios y arrogantes

Bien sabes que sin Ti

nada somos, nada vale nuestra lógica.

 

Meylen Hirasú G. M.