Existe todo un mundo fuera de los estrechos márgenes de la celda que tú mismo fabricaste. Existe ese mundo cerca de las piedras, los senderos, las zonas humedecidas por el llanto del verdor del alba. Existen cientos de pájaros de los que desconoces su misterio, su dolor y su alegría: su júbilo irreflexivo. Y no están en las latitudes de sobras conocidas por ti. Esperan, te esperan, quietos, erguidos y majestuosos, como palacios de invierno en mitad de los escombros: como frondas hermosas que danzan cerca del sol-.
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