Hoy quisiera contar el recuento
de mi vida, descrita por etapas;
las que tienen de música y de cardos,
espinas y sonatas.
He llorado de amor y de tristeza
y vivido pasión desmesurada;
con el fuego que enciende corazones,
con magnífica flama.
He gozado de lujos y placeres,
y rodado en el fondo de las charcas;
pero nunca se pierde bizarría,
que me mantiene el alma.
Nada puede jamás vencer mi orgullo
que es herencia que tengo de mi casta;
pues nací con los vientos tropicales,
de mi América santa.
Yo respiro y transpiro poesía
con mi noble y valiente sangre Maya;
la que corre en mis venas como ríos,
en preciosas cascadas.
Ilusiones tejí en mi adolescencia
todas llenas de aromas de gencianas;
las que fueron hermosas erupciones,
con espléndidas auras.
Cuando llega momento de medirme
si procuro pasión por justa causa;
de inmediato me visto de guerrero,
levantando mi espada.
¡Y me siento feliz de haber tenido
una vida bordada en tantas gamas,
con momentos alegres, y con penas,
más con mucha esperanza!
Autor: Aníbal Rodríguez.