Elisa es

No sé lo que digo, tú me entiendes

Una rueda es una mesa vacía.
Un silencio es la espera de un beso tal vez.
Un puñal que se clavó con odio, al ser que algún día se amo,
La paradoja de lo que soy, de lo que tú eres.
La inútil existencia del humano para el mundo, humano que tiene más propósitos que vida.

Una vela apagada fue una vela encendida, una vela apagada jamás fue encendida.
Una espera en la oscuridad es la sombra, del temor y la ira.

No hay cosa bella en el mundo, no hay paisaje más hermoso, no hay mar que te calme, no hay, no hay dicha, cuando adentro solo hay humo y palabras escritas pero no dichas.

Abraza tu dolor ahora, y cárgalo sobre tu hombros, no lo dejes suelto no lo dejes ir, porque si esta existencia es una contradicción mal elaborada, yo propongo ser feliz con el dolor, yo propongo abrazar la soledad, yo propongo romper cualquier objeto valioso, y quedarse tan solo con el eco de los espacios vacíos.

Yo prongo ver objetos donde otros ven personas, y ver personas donde otros ven objetos. Así confundimos a la conciencia, y dejamos que el verdadero yo haga presencia.
Que el que está adentro es el real, no este imbécil vestido elegante, sino el pordiosero, que no se baña y huele a rayos, ese al que le importa un carajo todo y dice que el amor es un hongo.

En esta paradoja todos estamos locos, seamos los locos que no hemos podido ser, y a ver si la paradoja se vuelve asi misma, una rueda, una mesa, un pastel.