Palabra que se esconde,
palabra que se piensa,
que un día toma vida
transformada en idea,
que sale del vacío
rompiendo su barrera
y que al final tu nombras,
mientras dudas y tiemblas.
Amor de jaula de oro
que escapas a una estrella
y que desde tu altura
me recuerdas mi pena;
amor que un día tuve
y que en el cielo ondea
que el viento lleva errante
y con el aire vuela.
Palabra que hoy te escondes
debajo de las piedras
que son los corazones
de la gente perversa,
que eres mi vida rota,
agitada e inquieta,
que en mis oídos zumbas
y en mi boca te quejas.
Amor que eres la sombra
de una herida ya vieja,
canto de mil sonidos
que en mi mundo resuenan,
que al invadir mi mente
vas dejando una huella...
que mil versos te hago
sin darme apenas cuenta.
Palabra que entre ardores
haces que me revuelva,
que me golpeas dura
y que me hablas seca,
que entre risas y lloros
mi alma te la llevas...
que hasta una nube subes
y allí lloras con ella.
Amor que mis destinos
a tu antojo manejas,
que primero me quieres
y luego me detestas;
me prestas tus caricias
y tu sonrisa fresca
y cuando en ti me apoyo
de repente me sueltas.
Palabra que mis planes
conviertes en cadenas,
sujetando mis manos
a tu ansia pasajera,
que llegas deseosa,
que en todo el ser penetras
y haces de mi cuerpo
cofre de tus riquezas.
Amor que eres abrigo
cuando el invierno llega,
ahuyentando los fríos
que el cuerpo sentir pueda,
que al llegar el estío
nuestro cuerpo calientas,
con ese fuego extraño
que solo el amor crea.
Palabra que dispones
de nuestra vida entera,
que vives en nosotros
y con nosotros juegas;
que de nosotros mismos
te nutres y alimentas,
que estás en nuestra vida
hasta que somos tierra.
Amor mío invisible
tornas mi vida incierta,
y habitas en la sombra
de nuestra mente inquieta;
tu eres en mi el espíritu,
eres toda la esencia
que vive silenciosa
en mi alma de poeta.
J.M.BRAZAL