Raiza N. Jiménez E.

LUZ DE MI ALMA

 

En mis silencios ya no estás,

estás en todas mis algarabías;

dispuesto a  bailar al compás

de las coplas que son las mías,

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Para mí tú eres como el fuego.

 Pero, yo soy como el viento.

Yo no me animo a tu juego

y tú tampoco al sentimiento.

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Para alumbrarte la vida,

avivo el fuego con  viento

y tu luz me guía y me cuida

a pesar de mis tormentos.

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Nuestra noche se ilumina,

cómo una llama viviente.

Y por esa alegría divina;

tu corazón está  sonriente.

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Somos dos almas dichosas,

que buscan refugio en el cielo. 

Nunca se sienten celosas 

y, en ello, está su consuelo.

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¡Dios me hizo este milagro,

Para hoy tenerte a mi lado!

Quiero prender el candelabro

y  recuperar nuestro pasado.

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¡Es esa una buena y sencilla razón,

Para entregarte entero el corazón!