DOS ASTILLAS DE CIMERO
Y que se yo... ¡De pronto llega un escalofrío
que sube de las plantas reptando a la cabeza
moviendo cada espacio del organismo frío
que con precor resiste la alienada tibieza!
¡Son estremecimientos con asombro de estío
que despiertan las carnes durmientes en graveza!
¡Es la flor imponente que al pasado sombrío
rasga opacos cristales con sueños de terneza!
Se siente uno, criatura pequeña en su estatura
ante tanta montaña copiosa de dulzura
que enciende por arterias ¡Un celaje de fuego! .
Y vibran los latidos del corazón entero
¡Ay es que el amor nos trae!... ¡Dos puntas de cimero!
Una el ¡Manto de Cristo! La otra ¡Al demonio en juego!
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Beatriz Vicentelo
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