En una ciudad sitiada por sueños
atada por uno y otro trabajo
los rascacielos crecen hacia abajo
devorando los insomnios y empeños
Se atoran los saltamontes pequeños
piñizcando migajas de estropajo
en granjas donde estiran el atajo
donde nuestras vidas cambian de dueños
Zumban corazones con terremotos
en las caídas por perder el tren
y porque viento juega con sus votos
¡Y lloran los cristales que los ven!
se nublan sus rostros y caen rotos
porque nadie sabe ya, quien es quien.
En una ciudad sitiada, estancada
se confrontan las lagrimas del cielo,
aguacero de nuestro desconsuelo
y una opaca sonrisa torturada.
En calles, una angustia fracturada
ensucia las vidas en el subsuelo
retuerce las arrugas de un abuelo
y ladra a los perros en madrugada.
Con metamórficas y endebles crías
entre los buitres y zombis andantes
las facturas se vuelven más sombrías
La noche cae hiriendo a los restantes;
y así se terminan todos lo días
en el circo que se come habitantes...
Luis. Angel Castillo Aguirre
Los Derechos Reservados // 20-03.2021 //
Foto tomado de Red
Inspirado en:
https://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-617099