Pandra

Río

Nunca nos vamos aunque nos hayamos ido, la esencia se reparte por el mundo y habita en cada corazón que nos hizo su hogar, dónde sonreímos con miradas, dónde amamos con palabras, donde estuvimos y el verbo estar se conviertió en sinónimo de ser.

Es así, como no nos perdemos, aunque estemos fragmentados, llevamos partes de todos, cargamos sus demonios, mientras ellos llevan los nuestros.

Unas partes de otros recorren el largo tramo para descubrir la cascada, las fuentes donde brota la vida no están tan cerca, hay que adentrarse al bosque para ver al río llorar, hay que conocerle para ver su sensibilidad, su gran tamaño tan poco profundo... No sabe nada pero siente todo.

Otras partes de mí se asustan al pensar que en algún momento el agua se puede agotar y la vida cesar, qué desaparecerán los sentidos que subyacen su existencia, ya todo aunque propio le resulta ajeno, no se siente parte, ni medio, ni fin.

Se siente la fuerza de la naturaleza arrasar, Siente a su madrevieja alejarse, la fuente de agua viva, de la que surge la vida, que siempre da y nunca espera.

Teme, también hace parte de sí, junto con ella se lleva su alma, que deberá volver a construir con piezas que ya no son tan suyas, no sabe si es mejor alejarse y dejar que fluya o aferrarse por miedo a que suceda lo insoslayable.

Recuerda cuando era feliz, cuando estaba gozoso y lleno de esperanzas, diluvio de certezas. No sabe si era demasiado egoísta o se encontraba lleno hasta rebozar.

Ahora se sienten sus aguas pesadas, pero vacías, la inercia dirige sus días, el agua cae y cae sobre él, se agrietan las piedras, pero la tempestad no cesa, al rededor no hay más que deterioro, tristeza y melancolía. La noche y el silencio son los que más escuchan al río sollozar.

Memorias de las cosas, que configuran y preforman, mientras su cuerpo solo recibe los rezagos de recuerdos mal formados, piedras blancas de marfil que el sol hacia brillar, destellos de alegría que hasta las hojas florecía, pero ahora, el sol quema, las piedras pulidas por sus mismas corrientes hieren, van en todos los sentidos hacia ninguna parte y se vuelven a encontrar.