“Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos”.
(Juan de Dios Peza)
Ocupan al principio
un lugar destacado delante de la cuna
en la que ríe o llora o duerme simplemente
el fruto de su afán por desvelar la vida.
Más tarde se proponen quedarse cuando tú
deseas estar solo o con los cuatro prójimos
que afirman ser amigos entre dientes
mientras a ti te quedan fortuna o carcajadas.
Para que avistes cielos solitarios,
un día te dejan ir, ceñir tus propias alas,
aunque las suyas ronden sigilosas
los nidos quebradizos que inauguras.
Se conforman y ufanan esas tardes
en que a veces te posas en la rama vencida
que una vez fue el hogar.
Con el tiempo franquean un recodo,
se atavían de silencio y se acomodan
en tenues claroscuros
mientras tú miras fotos
y te secas recuerdos.
PABLO CABRERA, MARZO DE 2021