Viene la mar
presurosa...
Cabalgando
su caballo blanco
de espuma y sal.
En lo alto
vuela un ave en libertad.
Viene la mar hacia mí
y yo vuelo
por encima de ella
sintiendo su caricia de humedad.
Ahora vuelo en libertad
como el ave aquella
con el alma abierta...
El agua no deja de moverse
y yo no dejo de volar...
La próxima vez
que venga la mar
me dejaré atrapar
por su enorme ola
y entonces
no habrá más libertad
que la que me da
la mar en su profundidad.
Alicia Rivas