El nombre de José, fuera de contexto, poco significa,
fue el amado padre de Jesús y esposo excelso de María,
con esa compañía toda su vida entera sería magnífica,
estuvo presente su santo hijo cuando en su lecho moría.
Ese abnegado hombre al trabajo toda su vida dedicó
siendo un humilde carpintero a las alturas fue elevado
todo porque a pesar del sacrificio hecho nunca claudicó,
por esta razón es digno modelo del trabajo ejemplarizado.
A san José muchos hombres debemos imitar
porque debemos luchar cada día en el sendero,
evitando con nuestros actos a los congéneres irritar
buscando en todo momento lo eterno, no lo rastrero.
San José no puede ser sólo una hermosa figura
que se exhibe en los templos o en un monumento,
es un ser judío histórico que mantuvo el alma pura
y pudo afrontar en forma estoica cualquier tormento.
Jaime Muñoz, 11 de marzo de 2020