Fuí adicta a sus recuerdos, enferma de amor y soledad...
de rasgar las sábanas y no era de placer, de sentir hasta su voz en mis noches
en velas.
Adicta a las migajas que me dio, a las promesas que nunca hizo y a esa presencia suya
que me hacía vibrar.
Fuí Moribunda sin esperanzas de recuperar aquello que nunca fue mío.
Adicta a besos que tenían significado para mi, pero no para él.
Prisionera de sus palabras a medio decir
y de su miedo de que yo me enamorara... fuí adicta y sentí morir cuando me borró hasta de su recuerdos felices.
Cuando cumplió la uníca promesa que me hizo; que después de esa noche si lo dejaba ir jamás regresaría.
MI AMOR ERA DE EL...
Y CUANDO SE FUE, MI MUNDO SE FUE TAMBíEN.