Duele, sé que mucho duele,
la angustia e igual la tristeza
que golpea con rudeza
porque aplasta y te demuele.
Y aunque el ave siempre vuele
nunca lleva los dolores
que te oprimen cual tensores
provocando triste llanto
que bañando tu quebranto
causa fríos caladores.
Cuando viaja al infinito
el alma de un ser amado
caminando apesarado
tu pecho desgarra un grito,
que duele, poco a poquito,
llenando el rostro en llovizna
con gotas como una brizna
que bajan como taludes
causando vicisitudes
que hasta la nube se tizna.
Ese viaje sin retorno
hacia un lugar escondido
lleva todo lo sufrido
y alegrías como adorno.
Los recuerdos del entorno
golpearán la memoria
resaltando más la historia
de aquellos gratos momentos
que dejaron sentimientos
en toda su trayectoria.
Y aunque el alma se resiste
a vivir con sus dolores
también tiene sus valores
que alimentan como alpiste.
Pero si el dolor persiste
y no puedes sostenerte
siempre el sol alumbra fuerte
iluminando el camino
e indicando que el destino
es la indeseable muerte.