Esta tarde de calor, siento la primavera,
oigo trinar las aves y veo sus colores,
vuelo en sueños y vuelvo a encontrarme en su recuerdo,
respiro profundo y me tropiezo con el viento,
y fugaz despierta a mi alma el ruido del silencio.
Siento este amor vano que me sabe a dulce miel,
tiemblan mis manos mustias y arden sobre el teclado,
bailarinas sedientas, de esas sus fuertes manos,
solo al pensar puedo imaginar acariciarle,
y desearle tibio y desnudo a mi costado.
Ay! Dios! como quisiera ahora alma pecadora,
ceder a la tentación del celo y copularle,
en cuerpo vivo un instante, en sus brazos muertos,
solicitud en la solitud de mi Quimera,
Piel se eriza y late el corazón desesperado.
Y lenta cae la tarde ya asoma la noche,
estrecharle a mi pecho y besarlo con fiereza,
con mil besos, ahogada en llanto de princesa,
gritar alto, amor perdido! ingrato amor! te amo!
Con este cuerpo añejo y mi alma atribulada,
y en mis cinco sentidos al pie de su almohada,
para amanecer una vez mas en su regazo,
venciendo a la muerte sobre el lomo de Pegaso.
Y como siempre con este universal amor
de su amiga soñadora Raquelinamor
(PEGASO aparece relacionado con el héroe Belerofonte, quien a lomos del equino alado logró dar muerte a la QUIMERA.)