Que extraña y antojosa es poesía
que queriendo hacer sueltos ovillejos
hace malversaciones y manejos
y me encierra a sus placeres del día
Aseguro en verdad: no es cosa mía!
musa hace sus enredos y festejos
se enterca y mirándome desde lejos
contradice a mi efímera osadía.
¡Quiero ovillejos! -replico- y se ríe
me vuelve a mirar con ojos profundos
logrando así, que mi valor se enfríe;
Me mangonea como moribundo
y haciendo lo que quiere, no me engríe
y se va por descuidarla un segundo
no, no! suplico muy angustiado
por favor por favor no me dejes
no pondré ni un pero a que te quejes
¡Quédate por favor a mi lado!
¡otra, otra vez caí doblegado!
ríe y finge no mover los ejes
no, no! suplico muy angustiado
por favor por favor no me dejes
Ceder a antojos es mi pecado,
sus deseos resultan herejes;
llora: me iré si no me proteges
y cedo otra vez a su recado
no, no! suplico muy angustiado
-Te acariciaré en un trioleto
-¡Qué! cómo se te ocurre un trío
- No amor, no dije eso amor mío,
no te faltaría el respeto!
-Te dije ¡yo quiero un soneto!
-Bien, te daré versos veraces
te bajaré estrellas fugaces
-¡Hey! ¿En qué musa estás pensando?
- Amor no, solo estoy versando
para escribir juntos las paces.
-¿Te hago ahora otro soneto?
-¡Te reto!
-¿Acaso lo ves nefasto?
- umm ¡tú hazlo!
- ¿Lo hago? pero no te alteres
-¡Si quieres!
- ¿Lo hago no, es lo que sugieres?
Pregunté muy inocente,
ella macabra y sonriente:
-¡Te reto, tú hazlo, si quieres!
...s. ....l