Con calma me beberé tu voz y aspiraré de tus versos
el aroma que me lleve a pisar inimaginables universos,
y aunque tus besos de miel me besen furtivamente
buscando azorar mi paz, no dejaré que toquen mi mente.
Me sumergiré en la profundidad de tus lagos marrones,
dejaré que tu luz abrigue mis esperanzas y sueños,
me colgaré de las redes que dejas para liarme de ellas,
cobijándome entre las suaves filigranas de que estás hecho.
Me hago fuerte entre el dolor, para plasmar en tu piel
las huellas que vas dejando en los bordes de mi alma;
quizá no encuentre identidad en el mundo que me rodea,
pero mi esencia radica en las pequeñas luces que me forjan.