El alma de un poeta,
es un alma inconforme.
Denuncia y anuncia,
como un profeta,
el porvenir
de este presente
carente de memoria.
Las y los poetas,
siempre van contracorriente,
intranquilizando la paz
y desordenando el orden
de vivientes mal vivientes.
Hacen lo que hacen los demás,
sin vivir como los demás.
Y, toman café y vino y cerveza.
Y hacen el amor y creen y dudan.
Y comen y corren y duermen.
Y escriben y leen y se ríen.
Pero se salvan, salvando la palabra,
y vuelan, con la pluma de sus versos.