Calles estrechas y retorcidas
llegan todas amotinadas
hasta que son engalanadas
para diversiones socorridas.
Convergen en plaza principal
donde siempre se celebró un ritual.
Hora está en soledad, mental,
casi nadie recorre perimetral.
De pronto suena la campana
de un reloj, digital,
cuya recarga manual
se anuncia cada mañana.
El cura es puntual, sin sotana,
la curia manda, acto teatral,
feligresía obedece clerical,
van despiertos a la proclama.
Esta iglesia parece catedral,
el cura parece, el Obispo.
Todos a implorar a Cristo;
mañana, comportamiento banal.