Y me intensifico
tan terremoto
y tan gentil.
Respiro fuego cual dragón.
Busco la espontaneidad perdida;
la más directa fuente de sabiduría.
Busco el puente que une
el átomo con el arcoíris.
Y me sumerjo,
tan lago
y tan abrupto.
Un lugar para pensar,
planificar mi próximo paso.
Hasta que la vida,
vestida de negro-cosmos,
me da la mano,
me susurra que la acompañe,
que bailemos juntos bajo un viejo nogal.
Y se une mi fuego
con mi calmo lago
y empiezo a ser yo.