Vine a ti con mis juramentos,
quién diría que aún yo te miro;
es que en mi mente te admiro.
Fuimos los dos muy atentos;
Respetando nuestros talentos.
Nadie apostaría por los dos,
Sin embargo, nos miró Dios.
Creando un amor de verdad;
cargado de henchida bondad.
¡Un amor bueno no dice adiós!