Bruja te llaman desde la intolerancia, y tú silueta se mueve bajo la tenue luz de luna, celebrando el milagro de ser, acentuando que estás viva, mujer hechicera, constructora de utópicas, entrópicas y caóticas fantasías.
Cargas en tu mirada esa rebeldía, y en el pensamiento la herencia ancestral de aquellas mujeres a las que nunca pudieron matar al quemarlas vivas en su hoguera de intolerancia.
Y su miedo, ese que aviva el terror de verte viva, libre, plena y en pose de protesta.
Aún sigo caminando todas las noches por el monte, busco tu imagen en la eterea oscuridad que poco a poco da paso al brillo de las luciérnagas, las cuales salen de tu largo vestido negro y de tu larga cabellera roja.
Eternas lunas-.