¿Será el mejor poema del mundo,
estas mis décimas inspiradas
que en mi alma fluyeron hermanadas,
con el deplorado moribundo?
¡Contesten, me siento furibundo!
Los pobres caminando harapientos,
viviendo sin futuro y hambrientos
con el sufrimiento atiborrado,
su vivir excluido y explotado
me trastoca mustios sentimientos.
¿Por qué viven arrastrando el paso
dibujando las endebles huellas,
soñando siempre con las estrellas
al ir caminando hacia el ocaso?
¿Será que son dignos de fracaso?
Responda el que tenga miramiento,
el pueblo no merece tormento
viviendo a diario con el delirio,
la vida del pobre es un martirio
y el caminar… un cruel sufrimiento.
¿Por qué ser exánimes humanos
marchando con el alma vacía;
vivir, sin vivir en armonía
y sin importar nuestros hermanos?
¿Serán sus dolores tan lejanos?
Porque no sentimos aquí adentro,
por eso, no vamos a su encuentro
segando suntuosa fantasía,
que anular quiere la poesía
para romper brutal desencuentro.
Las pandemias demasiado crueles
de tristeza y lluvia llenan ojos
de familias viviendo despojos
por trato impío como dinteles.
¿Cómo pueden merecer laureles,
quienes con poder dañan la vida?
Causan tanta pero tanta herida,
que la vida se vuelve angustiosa
para una población numerosa
que virus inhumano liquida.
¿Cuándo con ellos habrá justicia?
Se pregunta mi conciencia ahora
quien todo tiene, todo lo ignora
porque le importa más su avaricia.
¿Cuántos cofres llenos de codicia?
¿Cuántas vidas llenas de tristeza?
Los pobres produciendo riqueza
en fábricas y arando la tierra
a la que el rico siempre se aferra…
del pobre: ¿Qué importa su pobreza?