Augusto Fleid

Pasión

La oscura penumbra no pudo disfrazar su figura, ante el destello de luz que producian las farolas.

Fue que pude observar su silueta asomándose a los pies de mi cama a una bella dama.

 

Fue tal mi asombro que no dejaba de divagar en mi mente, no dejaba de mirar el azulado de sus ojos, el bálsamo morado de sus labios y su cuerpo semidesnudo que me hacía un nudo en la garganta y dejarme mudo el corazón.

 

En cada caricia perdíamos la cordura,  nos dejábamos llevar por la locura del momento, siento una jauría de sentimiento concebidas en estas solitarias sangrías.

 

Eres mi musa la cual me inspira en cada madrugada. Mi bella mariposa la cual se desprende de la imprenta, aún la recuerdo en la mañana por su perfume a lavanda la cual quedó impregnado en mi almohada,  mi amada hada la cual se quedo clavada en el corazón de este mago.