Ensayo: La Vida Pasa
La vida pasa y no en decadencia, en primer lugar, cuando vá el tiempo atrás y más que eso en demasiada vil y por un excitante pasado cuando se derrumba en el ocaso el fracaso o el éxito de toda una vida con o sin amor. La vida pasa, ante todo, sí, y no en penitencias, cuando en el ascenso obligatorio de la vida misma caemos en el mismo imperio de mirar el pasado, sí, el pasado como un principio de un todo marcando un trayecto efímero o tan perenne como la vida misma. La vida pasa y no en adyacente penurias de un cruel desafío cuando ocurre el secreto de vivir sin amor, sí de amor, cuando la vida pasa y qué hacemos cuando ocurre el desastre de vivir sin vida. La vida pasa como pasa lo que no se atora, si siempre, cuando la vida es como el tiempo o como las mismas horas en que el deseo se vuelve como tormento o como un fuego latente entre ambas cosas, cuando en el desenlace frío de sentirse álgido, si la vida pasa y no en descendencias autónomas de un superflúo morir bajo la misma soledad que te da la vida misma. Cuando en el ocaso y en el fracaso se debe a que el tiempo queda como una órbita llena de luz, sí, en el universo vacío cuando se adquiere el tormento de caer en el destierro terrestre. Cuando en el alma, y sin embargo, sólo en el alma, sólo se siente como la vida pasa y no en descender hacia el mismo precipicio o abismo frío, cuando caes dentro del abismo y tan gélido como interrumpir la vida misma. Y si se fue el desenlace final hacia una nueva vida, pues, la vida pasa y no querer caer en el mismo yerro.
Si por ejemplo, sabes que sentir dolor es como perder la vida en una cruel herida, cuando en el desastre de crear se dió una mala situación de ver el cielo de una tormenta en vez de nubes blancas. Cuando ocurre el mal y la mala atracción de ver el universo vacío cuando ocurre en el corazón un vacío extremo. Sí, la vida pasa, como pasa el mismo ocaso o el mismo invierno, cuando el tiempo es como abrir un deseo o un erróneo y mal pasado cuando ya pasó lo vivido. ¿Y tú, qué haces aquí?, mirando qué o a quién, cuando la vida pasa y no en ascendencia sino más en descendencia que en el mismo capricho de ver el cielo como el techo sin poder sospechar que la vida pasa y no en el tiempo sino en la vida misma.
Y si se derrite el ocaso en el tiempo o como el mismo hielo, o en la manera de ver lo extraño cuando ocurre el ocio o la forma adyacente de ver el cielo como el límite o como el mismo final de un todo, pues, se siente como el propio mal calculador de toda una vida sin suerte. Cuando en el ocaso se da como órbita lunar atando lo que se desata, si en el tiempo, cuando en el invierno encierra tanto frío como el mismo calor en el mismo cielo, o sea, en el mismo sol. Si en el alma sólo se señaló lo que ocurrió en lo que más se debe de enfríar como ese mismo invierno cuando no cede ni el frío en el alma o en la misma piel. La vida pasa, como pasa sí el tiempo, cuando ocurre el desastre de ver en el cielo una luz que deja ver el final o en el ocaso a todo un sol como el final de toda una vida.
Sabes que el destino es como el camino frío, cuando la vida da la fantasía de ver algo sobre el mismo tiempo. Cuando sí, la vida pasa cuando se vive como se vive en el alma, cuando la luz es el mismo desierto frío si sólo la vida es como es en el final si se llega a atemorizar de espantos nocturnos cuando sabes que llega la noche fría a interponerse como el miedo o como el horror de toda madrugada en soledad y sabes que el silencio mata. Cuando la vida pasa y no en deterioro sino en un desdoro y de una sola virtud que es exacta como el mismo amor en que se entregó cuando en el amor se dió de todo y no de un poco. Si realmente, se dió como un tiempo en que el viejo tiempo, sólo soslayó en el ocaso un frío muerto cuando pasó la vida por nuestra certeza. Y, sin embargo, la vida nos da lo que más quiere dentro de su propia alma, no descarriles el ánimo cuando ocurre el desastre de ver el cielo con magia y con un sólo límite obligatorio, y como consecuencia, ocurre el final de toda una vida. Mientras, que el ocaso muere día a día, cuando la luz no calma el desenlace final de un sólo tiempo en aquel invierno en que sólo se sintió el frío desenlace, cuando se llevó enredado entre la vida al tiempo inocuo o con daño alguno.
Sabes que eres como el mismo ocaso o como el mismo crepúsculo, cuando nace y se va el sol de nuestro tiempo y de nuestro día. Cuando en el vientre y en la cuna descendente lleva el agrio sabor y el dulce néctar de una flor en el jardín de toda una vida. La vida pasa, como pasa el ocaso o como el mismo fracaso dentro del mismo imperio. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, yace como yace la lluvia o como el mismo sol en que se derrama la vida misma como el final de un todo o como la misma magia de un fracaso o de todo un éxito por vivir una vida, la cual, se adhiere la felicidad o la dicha o la pena o el sufrir. Y por finalizar, la contienda o la camorra, de un todo se sabe que el destino es como el mismo camino, cuando en el desenlace de ver y de sentir como la vida pasa, si en el tiempo, ocurre el cruel final de un mal desastre y sabes que es morir sin sentir que la vida pasa como un estoque sobre el mismo estaquillador. Cuando la vida se vá se siente como un desprendimiento material de todo lo vivido, por eso es que la vida pasa como se pudo vivir. ¡Vive y no te hagas en vivir y nada más!.