Noche, has venido
a redimirme, y yo
busco en tus aceras
y en tus portales,
la zona negra que atice
tus temporales.
Noche, reina solitaria
que esconde, bajo un tumulto
de silencio, la clave exacta
en la que cantan
algunos pájaros ebrios.
Noche, enebro oscuro
de mi adolescencia, interna
en pasadizos y desconfianzas,
miradas perdidas o pasos
que aún resuenan.
Cómo, dónde buscarte,
sino es aquí, bajo este manto
espectacular de nieve y sueños,
en que sepultas mi cuerpo
para entregármelo sin piel,
lleno de cenizas.
Noche, muerta de abrigo,
de pieles sin sollozo, arrebujada
entre mis pantalones, clamas y
vengas mis antiguos estigmas.
Valiente guerrera.
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