Tendida en la pradera,
en la tarde de mayo, luminosa,
se mece tu cadera
vibrante y armoniosa
al son de aleteo de mariposa.
Es época embustera,
esa tarde de sol torna en lluviosa
llenando las riberas,
con agua melodiosa
y el campo de fragancias olorosas.
Te vistes altanera,
colmada de color y tan hermosa,
con punto de fruslera,
a veces caprichosa,
llenándote de flores vanidosas.
Del verano agorera,
tras el sombrío invierno, bulliciosa,
llega la primavera
con un ramo de rosas,
dibujando sonrisas amorosas.