Xabier Abando

Asoman los brotes verdes


Asoman los brotes verdes
por doquier, en la campiña,
preludian la maravilla
de la primavera en ciernes.

No se resigna el invierno
a ceder tan pronto el mando
y azota de vez en cuando
con lluvia y gélido viento.

Pero a las flores silvestres
les pide el cuerpo nacer
y salir a embellecer
esos paisajes campestres.

y ya están las margaritas
deshojando alternativas:
brotar y mostrarse vivas
y quizás pronto marchitas,

o invernar aún un ratillo,
pese a cuanto les encanta
fardar de lígulas blancas
en torno al centro amarillo;

las audaces dan el paso
de brotar, en la esperanza
de que al final la bonanza
se impondrá en el corto plazo.

Veremos, en cualquier caso,
con la eclosión de las flores,
una explosión de colores,
la vida abriéndose paso

y algunos, a lo mejor,
tendrán la bendita suerte,
de ver el valle del Jerte,
con sus cerezos en flor,

no como el año pasado
en que el virus lo impidió,
la primavera nació
sin habernos enterado.

Nos privó de tantas cosas
que duele aún recordarlo,
del abrazo, del contacto,
del perfume de las rosas.

Seguimos sin los abrazos,
los besos con la mirada
los damos, menos es nada,
mas con un pan bajo el brazo

nos viene esta primavera:
la esperanza de que en breve
la pandemia sea más leve
con la vacuna que llega

y, allá al final del verano,
poderle dar la puntilla;
objetivo en la mirilla:
la inmunidad de rebaño.

Asoman los brotes verdes
por doquier; mira por donde,
se entrevé en el horizonte,
con la inmunidad en ciernes,

quizá al final de septiembre,
la esperanza no se pierde,
el poder salir los viernes
con los amigos de siempre,

hasta la noche, sin prisa,
que vuelvan las emociones,
los abrazos, las canciones,
las confidencias, la risa,

la alegría de vivir,
la vida, en definitiva,
hoy un barco a la deriva,
más que nada un sinvivir.

Asoman los brotes verdes
en nuestra mísera vida,
glosando la amanecida
de una primavera en ciernes.

© Xabier Abando, 22/03/2021