No hay lógica,
no busquéis atar al poema
como un perro a una argolla
porque si lo soltáis, os morderá.
Soñé con Dios
y su trastorno de personalidad múltiple
mientras el sol quemaba el mundo.
Gelatina de versos
en un campo de amapolas,
letrinas de letras,
trópicos de hielo perpetuo.
Hablar con Dios me aburre,
dice saberlo todo
y repite,
repite,
repite siempre lo mismo:
Dádme y os daré,
adorádme y os salvaré.
Luego mata a su hijo en una cruz
y la masa aplaude
y reza
y adora el filicidio.
No hay lógica
tan sólo
la impotencia del propio ser
y el temor a la muerte,
animales desesperados que miran al cielo
como ovejas a un lobo de color azul.