Es tu vacío que llena mi noche
cuando el silencio se anuda a mi mente,
me somete de forma persistente
y de su intolerancia hace derroche.
Y así va llegando la medianoche
viendo el reloj que palpita silente,
ya su pasar no me resulta urgente
pues no tengo con el ningún reproche.
Evoco tu alegría tiempo atrás,
que en forma fugaz se perdió en un hueco
del cual ya nunca jamás volverás,
y yo tan sólo, vacío y reseco
por las palabras que ya no dirás
a este muñeco que ha quedado seco.
Jorge Horacio Richino
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