Hoy desperté y sentí que tengo el corazón desordenado,
Mis letras se han quedado dormidas,
Y mis pensamientos padecen de un insomnio agobiante,
Miré mis manos y las toqué con Amor… las sentí vacías,
Y le hablé a mi Alma con palabras dulces y de consuelo;
Reparé entonces,
Que mis labios estaban fríos y que tenían un sabor extraño,
Era el eco de la soledad que me abrazó en un instante,
Y entonces,
Leí un párrafo de un poema que aún no había escrito,
Y se calmo en mí, la sed y el hambre,
Y mis labios saborearon un delicioso aroma a flores,
Y mis manos sintieron el calor de tu compañía,
La compañía de tu recuerdo,
Le hablé a mi corazón, y le tendí los brazos de mi alma,
Y me regocije conmigo mismo,
Porque se marchó la soledad que me rodeaba,
Y entonces, vi tus ojos en el recuerdo de mis palabras,
Y acaricié las flores que llevan tu aroma dulce,
Y me dormí nuevamente,
Porque ahora sé… que tú también me extrañas.