Sixto Sanchez

REDENCIÓN

 

 

 

Lo intentó una, dos, tres, no sé sabe cuántas veces, ni con cuantos disfraces

Fue hasta los más apartados rincones, las más elevadas mesetas

Alumbrándose con velas, licores amargos, diamantes enormes

Llevando a su gato, varias llaves, su nombre tatuado en el pecho

Con los ojos abiertos tanto para el bien como para el mal

Pero no aprendió a convivir con su cuerpo

 Su destino consiste en buscar la redención.