En las fibras del altivo caballero
donde se acometen fábricas de desecho
como protestas anticuadas de versos inteligentes
de crepúsculos llorados por mancebas y desatendidos,
allí, crujen los huesos por una espuma de ojos,
tenedores de vitrales consumidos por la arena
repercuten en beneficio mutuo, árboles detenidos
por los soberanos del reino, monarcas futuros
de alguien invisible; es así la especulación
del llanto, una hoguera de dibujos y calidoscopios,
en que las hebras del sol, fulminan con su mirada
un potro sin consecuencia. Movimientos antiguos,
que generan la ausencia de estériles territorios
como flores sostenidas por alambres.
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