El amor en sus raudales
lleva cascada de besos
quedan los trémulos presos,
sin los prejuicios sociales.
Lo puro tiene canales
como río en tu cintura,
son ritos de pasión pura
las manos que se deslizan.
El vientre y tu piel se erizan
quieren amar con locura.
Mi rocín refistolero,
¡perdió paso de corcel
y aún martilla el cincel...!
en tu escultura de acero.
Las hojas, el ventisquero,
en tus veredas las sopla
al compás de buena copla
bailan dos cuerpos desnudos,
terminan quedando mudos
mientras el sopor se acopla.
El amor toma una siesta
y lo interrumpe el deseo,
quiere reñir con “Morfeo”
quien con ira manifiesta
no ser parte de la fiesta.
Por semejante imprudencia
respondió con insolencia
nuestro deseo a su Dios.
Hace tiempo que estos dos
se robaron la inocencia.