Una rana miraba que un jilguero
con su trino a la alondra seducía;
y saltando, envidiosa le decía:
\"Es tu trino un trinar insulso y huero\"
Un canario sonriente, y caballero,
le pregunta si sabe de armonía;
pues la mira saltando por la vía
sin oírle un arrullo mañanero.
Cuando envidia nos venda las mirada,
nos perdemos de todo su grandeza,
y miramos pradera desolada
que nos pinta egoísmo y su bajeza;
impidiendo gozar la pincelada
que nos brinda la luz de la belleza.
Autor: Aníbal Rodríguez.