Viejo vendedor del andar ambulante
pedestre, tonante pregón de un ronco,
obediente y peludo borrico jadeante,
tus propuestas diversas pesan un tronco.
Días nuestros de los grandes mercadeos,
personalizas el coro sutil de tus ventas
entre muy tenaces ofertas y regateos,
apertura al corazón de cerradas mentas.
Escapaste del actual tan gélido tiempo
vendiendo sonrisas y las buenas noticias
sin censuras del veleidoso contratiempo,
esquina feliz donde te aguardan. ¡Albricias!
Viejo vendedor del andar ambulante
donosa vida sin abusos no caes en mal
ni en el sanguíneo dolor demandante
del insensible y terrible maltrato animal.
Viejo vendedor del andar ambulante
alma de Platero del gran Juan Ramón
rescatas del ocasional cliente paseante,
memoriosos recuerdos, añejos en montón.