He llegado al clímax de la lujuria, tus palabras y lo detalladamente explícito con que me hablas, me dejaron con deseos profundos, tu imaginación fue tan extensa y placentera como la mía, tus caderas si que son un tornado, pues se llevan parte de mi infierno.
Cuanta rudeza al momento de contarme tus deseos, tu intimidad, tus placeres, tu encantador y seductor infierno satisface mi complicidad al momento de sentirnos uno al otro, me llena de sed, siento hambre al pensar que me deseas.
Se siente tan natural que me envuelvas de la manera más seductora ¡vaya que si! Me vuelas los tapones de lo imaginable, me encadenas a deseos carnales, desearía ser prisionero en esos pensamientos que te hacen imaginarme al desnudo, pues así sabría cuanto te apasionó.
El clímax se enciende como fuertes llamaradas, un volcán se vuelve chico, y tu eres la causa de encender la fogata, apagarlo quisiera con tus ganas, tu cuerpo, tu vigoroso deseo y hasta con tan solo tu tierna mirada, siento antojo de besarte hasta que nuestros cuerpos se consuman en las llamas.
Henry Ruiz
25 DE MARZO 2021
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