Amado mío, hoy es día para la fiesta.
Has regresado del cautiverio elegido.
Has acudido y mi alegría es manifiesta,
Bravo, a pesar del silencio has venido.
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Ayer mientras evocaba tus gentilezas,
surgió en mi alma duda por tu partida;
Oh, escribiste poemas de tanta belleza,
que no podía yo pensar que fuera huida.
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Es largo el tiempo, de ausencia y silencio.
Muchas razones y nada explica la mudez.
Lejanía y tristeza es lo que hoy evidencio.
No puedo comprender tu notoria insipidez.
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Quería que con la clara luna me besaras,
No hubo música de fondo, sólo miradas,
Faltó que con besos mi noche endulzaras,
y el tiempo tuvo nuestras almas alejadas.
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¡Al amante que se aleja no se debe llamar!
¿Cómo vas a saber que es digno de amar?