El río y la luna
cantaban contentos,
el río bajaba,
bajaba corriendo,
el agua del río
mojaba tu aliento,
tu voz, tu mirada,
tus ojos sedientos
que me acariciaban
con atrevimiento
mientras que pasaba
curioso y contento
porque su pasada
mojaba las rocas
desde algún rincón
del prado y el pueblo
con deseos locos
de hermosos momentos
que ahí se quedaron
entre mis recuerdos.