Cada mañana que pasaste te observé detenido en tu caminar, se detenía el tiempo, cuando te saludaba en tus ojos ámbar quedaba atrapado, ingrata no contestabas.
Sabías que te miraba que te admiraba.
Me propuse buscarte, te encontré. Al mirarte nuevamente se detenía el tiempo nuevamente y tu acento diferente me dio alegría, supe tu nombre cuando te llamaban lleno de dicha sin decir nada me fui.
Esperé fui a verte con el pretexto de tus servicios profesionales.
Certifico tu profesionalismo pero no podía evitar lo que sentía, estaba dispuesto a decirte cuanto te admiraba y planeé esperarte al otro día.
No pasaste, te esperé por 6 días sin verte.
Recordé aquel día y desde allí supe donde buscarte. Me importa si me llaman loco depravado pero si tengo suerte tus labios rojos voy a tener