Por el mismo puerto y con el mismo barco
llego Magdalena;
La misma cintura con su mismo estilo
poso en el estribo;
Saco un cigarrillo y fumo despacio,
a bajar dispuso.
Y en ese rencuentro: ella y su pueblo
la paz darían curso;
Hace tiempo atrás, huyo de la gente
por posar callejas y vestir candente
el regente dio la ley insurgente
negar permiso a la vida indecente.
El pueblo en llamas en el recio arguende
apoyo decreto de aquel presidente,
se negaron ellas y el pleito se enciende
volaron zapatos abriendo casquetes.
Los municipales al ver incidente
se arremolinaron por vallas; por frentes,
uno las rameras, con insultos fuertes
en el otro pueblo, con amplios carteles.
Y expulsaron todas del pueblo pudiente
de entre todas ellas, iba Magdalena
la más bella y fuerte: muy inteligente
juntóse con ellas, pa’ tumbar condena.
Se las ingenio, sedujo al regente
abogó por todas, consiguió licencias
Iban a partir a pueblos de enfrente;
“Y mujeres juntas no serán vencidas”
Una condición pidió a la Magdalena
no regresen pronto hasta apagar la mecha,
les pondré un burdel en zona lejana,
y el oficio antiguo triunfo en esa brecha
Por el mismo puerto y con el mismo barco
volvió Magdalena;
con aire resuelto con el triunfo en mano
posó con elevo;
Saco un cigarrillo y fumo despacio,
ya sin la condena.
Y en ese regreso, pueblo y meretrices
confluirían de nuevo. Fin
Lic. Jesús Isaias Gonzalez Arroyo