Estaba en la mañana orando la viejita
el silencio corría y gritaba en la ermita
al Cristo aquel Nazareno le decía
quien clavo filosos clavos aquel triste día
de quien fue la mano que tu piel desgarraría
tan duros los clavos que no se sueltan todavía.
y aquel Cristo dijo,aun no los he quitado
eso en el mundo le toca a los que he amado
la viejita rezó así para que se permita
al humilde,al manso,al pobre ,darle esa alegría
y que eternamente gozen los Bienaventurados.