Alfredo Saez

-Alberto Sonsol, periodista.-

Llega apenas accidental el parónimo

combinando  el  judaico apellido Sonsol

con el pálido “sin sol”, solo fuste antónimo,

pues Alberto iluminó mediante calórico sol.

 

Con su tan  alta voz, cámara, repentización y micrófono,

hipnotizó, vibrante, el sentir comunicacional narrativo

de relatos deportivos uruguayos, popular primer megáfono

en  plateas cautivas que al franco espectador dejaron  ahíto.

 

Recreó las certeras imágenes del siempre nervioso baloncesto

desde las ricas usinas de la potente pasión que acalambra la voz

y fueron sus cuerdas el regio registro de un acunable palimpsesto,

notario de victorias en goleos, no importando si por diez ó por dos.

 

La persuasión  térmica y detallista de sus gritos documentados

fue garra conceptual en  rondas preclaras de paneles polemistas

siendo Alberto también el sonoro alegato de los más postergados,

apercepción  la suya de honradeces no calladas en todas sus aristas.

 

Anticipo de unción estremecedora en  valiente proclama, vital y final,

erizando dubitativas sensibilidades, tiempos de obituarios:”Yo quiero vivir!”

esa lucha terminal contra el acoso coronado de la maldita proteína fatal.

La venció, poseído, legando su beneficente y póstumo andar y sentir.