Se duerme el libro
posado entre unas manos
con su perfume.
También tus ojos,
se cierran, soñadores,
ante las letras.
Ojos y libro,
unidos con mil sueños
irrepetibles.
Fueron los dedos
de múltiples autores
los que escribieron.
Y fueron viajes,
relatos y aventuras
de juventud.
Gritaba el alma,
siguiendo los dictados
del corazón.
Ahora, los ojos,
cansados del anciano,
buscan recuerdos.
Y se entretienen
con letras y latidos
de aquella infancia.
¡Benditos libros,
que hicisteis en los ojos,
nacer mil sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/20
Seguro de que todos hemos soñado ante la presencia de un libro y hemos vivido su contenido e, incluso, nos hemos dejado llevar por alguno de sus protagonistas y quisiéramos estar en su papel. De esa manera los viajes, los relatos, los amores y ese largo etcétera que forman el argumento del libro lo habremos forjado y vivido más de una vez con nuestra imaginación.